palabras a un forat i paraules a la vergüenza

hola caramelos, era un noche de chocolate tierno, jugaban todavía el niños comprando sus centímetros de alegría, y una coche chocaba el frente fría del rostro bifilar. No tardaba en llegar la codicía, sirenas en mano y nuca acerada, jesus bendito el trombón de lluvia de cobre tormenta oxidado que por ley de la gravedad de asunto, encauzado quedaba. Un muro contenía las buenas palabras de las malas, un muro de cemento, del elemento momento, recitaba estrías con rima asonante, dolor vida, dolor impotencia. Era calle de muchas palabras, aquel noche de crujir la nubes, cielo despejado de hipocresía, manojo de acontecimientos radiolocutizables y niños cristal subiendo en edad escaleras de negro ferro. El ciudad es indiscutible, altavoces propaganda de varios siglos, estampaciones, marca única del especie, sola sonrisa, la una, la sola, la sonrisa, jeje, yo gobiernoos, susurrable el viento al acaecer. Pero de más colores quería venir el amanecer, el entendimiento, el idioma de sordociegomudos, el encinta presente, preñada de endevenires, dimes y ribetes, acordes tan acordados, de cuerda colgados. Sonaban los gritos de alcantarillas, lloraba el más escarmentadas gárgolas, dolores de cabeza por derrumbe sin permiso de obra de recuerdos escenario, frío noche, frío día, un abrazo vafrío. Y en los tejado, cuerno de tecnología, infiel espía, lo sobrevuela rampante marcha de esperanzas, una otra sonrisa, la una, la otra, la sonrisa.

alkantantini de sigur ros

irudia: maite gurrutxaga
testua: anderirorl